Y tras el Raid Maqui, nuestros compañeros afrontaron el auténtico reto de la temporada: La Pedals de Foc Non Stop. Esta es la crónica que nos envió Lorezo, tras su participación:

PEDALS, CARA B. ¡HAGAN SUS APUESTAS!

Nos las prometíamos muy felices en esta Pedals de Foc Non Stop 2016. Teníamos experiencia, entrenamiento, buenas sensaciones… Pero la montaña no entiende de fechas ni de las muchas horas dedicadas a entrenar esta prueba.
El objetivo que llevaba era ambicioso pero posible, como deben ser los objetivos que te motivan, que te hacen entrenar más duro. Desde el 2015 mi amiga Isa y yo nos habíamos comprometido a correr esta prueba juntos. La habíamos catado por separado, pero nos apetecía muchísimo disfrutarla juntos, kilómetro a kilómetro. Además, yo había añadido la idea de bajar de 15 horas totales. Isa no es la misma que conocimos hace ya bastantes años. Su nivel es impresionante y sigo pensando que tiene esa marca en sus piernas, pero esta edición no nos permitió demostrarlo.
La Pedals 2016 se convirtió desde los días previos en una lotería meteorológica. Las previsiones eran cambiantes incluso un par de días antes. Nadie tenía claro qué ropa ponerse. Lo que valía para las primeras horas podía ser insuficiente en la parte final de ascenso a Pla de Beret. Si te abrigabas mucho corrías el peligro de pasar calor. Hablábamos entre nosotros, y también con gente de la zona y nadie tenía una respuesta convincente.
Lo que sí teníamos claro Isa y yo es que tomaríamos la salida fuera en las condiciones que fuera. El pesimismo nos rodeaba pero yo no estaba del todo de acuerdo. Analizando detalladamente los partes, podíamos tener suerte. De esta manera, con la inquebrantable determinación de no retirarnos, logramos una sensación de positividad mental que a mi particularmente, me ayudó mucho durante toda la carrera y a la vez, fue un apoyo importante para animar a Isa.

                          
Y así nos presentamos en la salida, ¡Isa en el cajón de los pros y yo en primera fila! Este año lo hicimos bien y conseguimos colocarnos delante del todo, lo que posteriormente fue nuestra salvación.
Pero cometimos un importante error: la ropa. La decisión que tomamos con la ropa no fue adecuada y nos abrigamos demasiado. El miedo es libre, dicen, y nosotros éramos positivos pero teníamos mucho miedo. Así que en la primera subida de cemento y el posterior túnel de Vielha nos asamos como pollos. De tal forma, que cuando salimos del túnel, la lluvia que echó para atrás a mucha gente, a nosotros nos parecía perfecta para bajar la temperatura corporal. De verdad, que yo no pensaba que lloviera tanto, pero la gente dice que sí.
Esta circunstancia marcó el resto de la prueba para nosotros, puesto que el calor afectó muy negativamente a Isa y a partir del kilómetro 50 aproximadamente su cuerpo se negó a responder como en otras ocasiones y tuvimos que concienciarnos muy bien que sería una prueba de resistencia, cabezonería y tesón.
No obstante, cuando estás en un buen nivel físico, pese a lo mal que te sientes, la visión desde fuera es diferente. Nosotros creemos que vamos lo más lentos de la carrera pero no es así y poco a poco con mucha paciencia y sin ningún exceso fuimos cogiendo a otras participantes femeninas, amigas de Isa, lo que le dio un respiro mental y nuevas fuerzas para continuar en carrera. A la lucha con nuestros cuerpos se unió la estrategia de carrera (se trataba de un campeonato de España de ultramaratón), y la diversión de ir con amigos.
Así nos situamos en mitad de carrera y otra vez surgió la lotería para la que habíamos comprado boletos sin querer. Y tuvimos la gran suerte de que nos tocara. Una hora por detrás nuestra se estaban empapando y sufriendo el granizo nuestros compañeros Dani Ruesga y Raúl Carrasco en una bajada difícil en seco con lo que imaginad con granizo. La situación en la salida fue fundamental para librarnos de esta tormenta. Salir de los primeros te ayuda a ganar tiempo en las zonas de subida estrecha, pudimos hacer bajadas que de la mitad para atrás estaban impracticables y nos ahorramos importantes tapones en una zona de pateo bastante larga. Todo esto nos situó fuera de la tormenta y nos permitió seguir avanzando, disfrutando con buen tiempo los casi 20 kilómetros por encima de los 2.200 metros de altura que se recorren en la Pedals después del famoso Col de Triador. Es uno de los mejores paisajes de esta prueba y sólo por disfrutarlo merece la pena apuntarse.
Pasando nuestras particulares miserias y crisis, sacando fuerzas de donde no había, llegamos a la última subida, Montgarri-Pla de Beret, con la misma suerte que anteriormente, puesto que lo que era un cielo cubierto y amenazante se tornó en unas cuantas nubes que apenas soltaron cuatro gotas. Llegar a Pla de Beret y que los coches de los voluntarios y acompañantes que están arriba te piten y te alumbren con sus luces dándote ánimos es algo que difícilmente se nos olvidará a Isa y a mí. Otro momento mágico de esta Pedals. No veíamos las caras de los que nos animaban pero sentíamos su emoción y alegría al vernos. Y a nosotros nos empujó para afrontar el descenso final sabiendo que teníamos en la mano esta Pedals tan complicada.
Nuestro objetivo se cumplió. Hicimos una Pedals juntos Isa y yo. No disfrutamos todo lo que nos habíamos propuesto, ni hicimos el tiempo que creíamos que podíamos hacer, pero nos superamos a nosotros mismos, mejoramos mentalmente y terminamos la Pedals con la satisfacción de habernos apoyado el uno en el otro para poder realizarla.
Finalmente entramos rozando las 17 horas totales. Una locura estar 17 horas pedaleando por la montaña. Pero es que algunos estamos verdaderamente locos por este deporte que nos permite ver y recorrer lugares tan impresionantes.

Lorenzo González Paz.
Socio A039.

PEDALS CARA B